domingo, 7 de marzo de 2010

Una madrugada cualquiera, va alguien y te dice: "Sabrías escribir tu mente?". Y ante tan ambigua proposición y la combinación de no tener nada que perder aparte unos minutos de sueño, decido probar con algo tan ridículamente ambicioso que parece divertido.
Mi mente? A las cinco de la mañana, si queda algo de ella sin duda no hace más que estorbar...


"Vuelve, vuelve otra vez...vuelve...

A sabiendas de que sin ello no sería,
que no hay avión que vuele sin piloto.
Y aún así añora el vuelo kamikace,
para volver a la intimidad donde no hay palabras,
donde los pensamientos no crucen.
Donde pueda ser,
sin poder pensar.
Una colmena que no calla,
trabajando en fingido silencio,
estrellando sus avispas,
sin dejar oír las voces fuera del mando.
Traicionando sólo por ser
aquello que nunca podrá nacer mientras sea.
El instinto.

4 comentarios:

Zemo dijo...

Hola Lucía,

Has surgido en una conversación con la mujer que no raciona las flechas y me ha hecho un muy breve resumen de la situación por la que estás pasando. Por ello no sé todos los detalles, pero le he comunicado la opinión que me he formado en base a lo que me ha revelado, aunque la muy vaga me ha dicho que te lo escriba directamente por aquí :P.

Soy un tipo que podría compartir muchas cosas con el sexo femenino. Una mirada fugaz, un paseo, una conversación de ascensor, quince minutos o una vida. No creo en "la mujer definitiva" pero si con que en un determinado momento uno sabe que MERECE la pena compartir la vida con esa persona.

También recuerdo un comentario de Woody Allen en "La comedia sexual de una noche de verano", en la que rezaba, voz en off, que un montón de gente más inteligente que él y desde hace mucho tiempo, intentó responder a las preguntas trascendentes de la humanidad pero no hallaron respuesta. ¿Para qué iba a perder el tiempo tratando de buscarlas? Iba a hacer lo contrario, iba a dejarlo pasar todo y vivir la vida. Y en cierta forma, yo, que siempre he sido muy racional, he abrazado parte de esa teoría.

No sé porqué vivimos. Ni cuál es el propósito de nuestra existencia. Pero si que sé que algunas de los motivos que nos mueven día a día son lo suficientemente buenos como para ser nuestro motor. Y el dedicarse a otra persona (en un trato recíproco, obviamente) puede ser la más bella de las razones. Porque además, lamento decir que nuestros padres y conocidos de ese mundo adulto y añejo nos han mentido todo este tiempo: La vida no pasa rápido. Es miserablemente larga.

Hay miles de momentos para ser altruista, y unos pocos para ser egoísta y tener razón. Sé egoísta. Permítele que dé el salto, que el aire le coloque inhalando el oxígeno más puro y sienta el intenso momento en el que se abra el paracaídas. Puede fallar, como todo, pero si no lo hace, respirareis vida. Y lo que es quede.

P.D. Te importará poco lo que he dicho, pero ánimo.

Zemo dijo...

Y ya que estoy. Estoy ampliando mis gustos musicales y ahora estoy empapándome de Oasis. Tienen algunas letras con las que sentirse plenamente identificado. Aquí tienes una de mis canciones favoritas:

http://www.youtube.com/watch?v=47sepR4KF54

Lucía dijo...

Buenas,
puedo hacerme una idea de quien escribe,ya que durante algun tiempo fue una persona recurrente a las conversaciones frente a un café o la cerveza de turno. Es lo de menos. Gracias por interesante, no termino de encuadrar tu consejo, por no saber que historias han llegado a tus oídos. En cualquier caso llevas razón y soy la primera que inconscientemente lo sabe, aunque a veces cueste. Escucharé esos temas, a ver que dicen.
Saludos

Zemo dijo...

Lucía,

Mi consejo es claro. La vida es en función de como la interrogamos cada uno. Él ha hecho sus preguntas, y si realmente está dispuesto a acortar las distancias es porque cree que mereces la pena.

Si tú crees lo mismo de él, no seas condescendiente, olvídate de su carrera. Tres, cuatro o cinco años de estudio, ¿O el resto de tu vida?